viernes, 21 de mayo de 2010

En su justa medida

'Efecto Péndulo', 'Rebote'... llamadlo como querais. Pero lo cierto es que, cuando uno empieza a sentirse bien después de una pequeña crisis, corre el peligro de dejarse llevar por la euforia y pasarse de rosca.

En el término medio está la virtud. Jaime me puso el otro día un ejemplo que me gusto: preparar un Ironman es como jugar a las 'siete y media'. Tienes que acercarte todo lo que puedas, pero no te puedes pasar. Estamos a 9 semanas de la carrera y cualquier exceso se puede pagar caro. Demasiado volumen, demasiada intensidad o demasiada carga pueden hacer que, el día que de verdad tienes algo que demostrar, estés hecho unos verdaderos zorros.




He estado dándole vueltas al tema toda la semana y he encontrado estos versos de Pedro Muñoz Seca en "La Venganza de Don Mendo" que vienen que ni pintados (no es por dármelas de culto ¿eh? ¡Que ni me lo he leido! Lo he encontrado en Wikipedia, que yo no soy de Letras)


(...) un juego vil

que no hay que jugarlo a ciegas,
pues juegas cien veces mil,
y de las mil, ves febril
que o te pasas o no llegas.
Y el no llegar da dolor,
pues indica que mal tasas
y eres del otro deudor.
Más, ¡ay de ti si te pasas!

¡Si te pasas es peor!


He estado pensando también en las cualidades que debe tener un buen triatleta (y supongo que cualquier deportista en general) y he caido en la cuenta de que suelo sobrevalorar aspectos como la Disciplina, el Coraje, la Confianza, la Fortaleza, etc. y sin embargo tiendo a infravalorar otros como la Perspectiva o la Templanza.

La Templanza, según me recuerda un compañero de trabajo (que tampoco es de Letras, lo cual me induce a pensar que él si que es culto), es junto a la Fortaleza, la Justicia y la Prudencia, una de las cuatro virtudes cardinales. Según la doctrina cristiana (lo cual no quiere decir que yo sea un seguidor acérrimo de ella), "es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes." La misma doctrina después prosigue con su discurso habitual de evitar los placeres de la carne, los apetitos sexuales y todo esos rollos con los que procuran anestesiar al personal. Pero para mi es más bien la capacidad de refrenar un impulso natural y sacrificar aquello que te apetece en beneficio de un bien mayor. En este caso, desde que me siento mejor y parece que mis niveles de hierro y hemoglobina han subido, cada vez que salgo a entrenar me apetece dar lo máximo. Pero hay que saber esperar y entrenar con la cabeza para después poder correr con el corazón. El problema es que solemos entender esto como una perdida de entrega, cuando no lo es.

Creyéndome Dan Brown, he investigado un poquito en internet y he encontrado estos dos cuadros que representan la Templanza. En el primero, un fresco de Rafael, se la representa como una mujer sosteniendo las riendas y el bocado de un caballo.



En el segundo, otro fresco pero esta vez de Ambrogio Lorenzetti, el objeto utilizado es un reloj de arena. Controlarse y saber esperar, esas parecen ser las claves para llegar en buena forma a Roth.


Por último, la palabra 'templanza' parace provenir de 'templo' y según algunos autores invita a considerar nuestro cuerpo como un templo y a evitar que lo profanemos con una mala conducta ¡No podría resultar más apropiado!

miércoles, 5 de mayo de 2010

Arenales 113 - Medio Ironman de Elche

"Only in racing is the only time you're true to yourself, is the only time when you actually face yourself"
Chris McCormack, "Macca", Campeón Hawaii 2007 Ironman

Hace un mes hablaba sobre mis sensaciones con Jaime y le decía que el año pasado me encontraba mucho más comodo durante los entrenamientos, mientras que este año sufría como un auténtico perro en cada sesión, lo cual estaba erosionando poco a poco mi confianza. Su respuesta fue - "Es que yo no te estoy preparando para que te sientas bien entrenando sino para que te sientas bien compitiendo". Como siempre, pensé que como el tio sabe 'un rato' de esto, le haría caso y esperaría a comprobarlo por mi mismo, aunque la respuesta me dejaba igual que antes.

La semana previa a Elche no fue nada agradable. El año pasado a estas alturas me metía una sesión de 90 Km + transicion y 20 Km a pie un par de veces a la semana y el sabado una salida de bici de 140 Km (lo cual no quiere decir que estuviese bien hecho). Y sin embargo esta temporada 90 Km en la cabra se me antojaban una tortura de la Inquisición y sólo había corrido más de 20 Km tres veces en lo que va de año, dos de ellas en carrera (Media Maratón de Fuencarral y Latina). Las sensaciones de las útlimas sesiones de entreno y los resultados de la analítica no contribuían mucho a mi estado de ánimo. Decidí descansar unos días, comer bien y hacer una última prueba el miércoles antes de la carrera.

Salí a hacer un rodaje tranquilo de 15 Km por un circuito llano que me conozco de memoría. El resultado fue patético. Me costaba mantener un ritmo de 5'/Km cuando hacia 2 meses corría sin problema a 4'25/Km por allí. Las pulsaciones por las nubes, a 10 ppm más de lo normal en ese terreno. Para colmo me sentía asfixiado por el sol y eso que la temperatura sólo era de 23º. El aire caliente parecía no querer entrar en los pulmones y terminé con el estómago revuelto. Nunca me he adaptado bien al calor y después del invierno que hemos tenido, esos primeros días de temperatura más alta me tenían preocupado. Me fui a casa sintiéndome agotado fisicamente y mentalmente.

No podía evitar pensar que lo mejor sería no presentarme a la carrera. Sinceramente no me veía capaz de terminarla. Ni siquiera me veía capaz de correr una media maratón en ese estado, así que mucho menos con los 1,9 y 90 Km de agua y bici de antes. La única cosa que me empujó a hacerlo fue el hecho de que Oskr, un compañero del A6, se había lesionado la semana anterior y no iba a poder participar. El pobre estaba en casa con la pierna en alto y el tobillo hinchado como una sobrasada, así que me pareció que plantearme siquiera el no participar, sólo por no tener las buenas sensaciones que a todo el mundo nos gusta tener antes de una carrera, sería una falta de respeto enorme hacia mi amigo.




Y no solo eso, sino que Oskr (en la imagen) había aceptado a acompañarnos durante la carrera con Blanca para animarnos y hacernos un reportaje fotográfico. Debe ser muy duro entrenar para una carrera, lesionarte una semana antes y aun así ser capaz de ir a animar a tus compañeros. Hay que ser un tipo de persona muy especial (Kayto sabe algo de 'eso' también). Mientras metía todos mis trastos en la maleta me sentía avergonzado por mi actitud y agradecido por compartir equipo y camino con gente así.

Viernes por la tarde: salgo del trabajo pitando, paso por casa a recoger a Laura y después de un viaje tranquilo llegamos a Elche. Cena con el resto del equipo y a dormir.

Sabado por la mañana: salimos a hacer un reconocimiento de parte del circuito de bici, para aquellos que no lo conocemos. El hotel parece tomado por los triatletas. Me encanta ver a la gente paseando las cabras por la recepción del hotel. Sensaciones? Pues las mismas que durante los últimos días: de debilidad y de simplemente 'no ir'. Por lo menos hace buena temperatura y salgo por primera vez en todo el año de corto a montar en bici.





Sabado mediodía: comemos en el hotel y los nervios previos a la competición ya se empiezan a apoderar de nosotros. Bueno... ¡De algunos más que de otros! Reconozco que sigo agobiado con la carrera y con más ganas de quedarme en el hotel que de otra cosa, pero los buenos ratos con los compañeros me hacen apartar mi mente de esos pensamientos que no aportan nada. He decidido no meterme más presión con la carrera y simplemente salir a correrla, como una sesión de entrenamiento de calidad ¿Qué mejor simulación de competición puede haber que una competición de verdad?




Sabado por la tarde: bike check-in y recogida de dorsales. Nos acercamos a Arenales y ya se respira el ambientazo pre-competición. Después de meter mi bici en boxes, damos un paseo pero decidimos no quedarnos a la reunión técnica porque a Laura, que ya está embarazada de 5 meses, le espera un día intenso el domingo. Una pena porque según me contaron fue todo un show.



Domingo, 'race-day': toque de diana a las 6:00 am. El desayuno, como siempre, haciendo un esfuerzo para meterme algo. Llegamos pronto a boxes. Ritual típico: inflar ruedas, bidones, visita al baño, geles, zapatillas, casco, gafas, visita al baño ... otra vez, dorsal, etc.

A las 7:45 am cierran los boxes y nos vamos todos a la orilla. Echo en falta el subidón que tienes cuando sabes que vas a salir a darlo todo. Mis compañeros están que se suben por las dunas de la playa y yo todavía no me creo que me vaya a meter en el agua.

8:00 am y salen las chicas. "Animo Ruth, tu si que vas a darlo todo." A los del GE 30-34 nos toca esperar hasta las 8:40 am y el tiempo de corte para el segmento de natación son las 9:30 am para todo el mundo "¿Te imaginas que no llegas?" Con la cremallera del neopreno subida, ya no queda mucho más que hacer, salvo esperar. Esperar y esperar. Lo peor. Intento distraerme bromeando con los amigos. Para algunos de ellos es su primer tri. Otros se estrenan en la distancia. Y como siempre, la natación, para aquellos que no nadamos bien, es lo que más angustía e incertidumbre nos genera. Kairoo y Rodrí ya están con la risa tonta.



Me hace especial ilusión tener en la línea de salida a Jorge y Josemi, dos auténticos 'Guinners' (ver su blog) que conocí el año pasado en la Casa de Campo y a los que admiro por su capacidad de disfrutar planteandose nuevos retos. Parece que les hemos envenenado con el triatlón y este es su primer medio Ironman. Y a Martín, mi 'padrino' y siempre punto de referencia, que se quedó fuera de la carrera porque es un desastre pero al final consiguió un dorsal.




Se va acercando la hora y toca calentar. Veo a todo el mundo metiendose en el mar con gran alegría pero a mi me parece que el agua está gélida - "Casi que va a ser peor. Mejor caliento en la orilla."





A las 8:30 am nos empiezan a llamar por número de dorsal a la cámara de salida. No entiendo para que llevamos un chip, pero bueno... Poco a poco vamos entrando todos. Ultimos ajustes. Gorro, gafas... todo en su sitio. Visualizo el paso por las boyas. Alguien comenta algo acerca de la dirección de la corriente. Que más da, si al final acabo siempre siguiendo a los que van delante. ¡Ya me gustaría a mi ser capaz de orientarme mientras nado en el mar!



A las 8:40 suena la bocina. Me veo a mi mismo corriendo hacia el agua y no puedo evitar preguntarme - "¿Pero que haces hombre? ¿Ya estas otra vez metido en el lio?" Pues si. Ya estamos otra vez TODOS metidos en el lio. Los primeros 200 metros son como siempre, buscando un hueco y procurando que no te caiga la del pulpo. A partir de ahí me sorprendo de encontrar un buen ritmo y encontrarme cómodo. Intento ajustarme al planteamiento que me he hecho desde esos mismos instantes iniciales: esto es un entrenamiento más. Busco unos 'buenos pies' que me lleven e intento seguirlos. Lo consigo durante unos 300 metros, pero es difícil y acabo saltando de grupo en grupo. Llegamos al 1.000 m y me encuentro bien, lo cual me sigue sorprendiendo bastante. Sin embargo, al llegar a la última bolla y girar hacia la playa me empiezo a encontrar débil, como todos estos días pasados. Me asalta una sensación de decepción, como si inconscientemente hubiese llegado a creer que todo se iba a arreglar milagrosamente durante la carrera. Estaba bastante ocupado en pensar solamente en llegar a la orilla pero la idea de abandonar ya estaba empezando a rondar mi mente.




Los ultimos 200 m se me hacen eternos. Salgo del agua mareado y voy haciendo eses mientras me busco la cremallera del neopreno. Ni idea de que tiempo he hecho, he dejado el Garmin preparado en la bici. Veo a Laura animándome en la playa. Corro por la pasarela de madera hasta la transición como un verdadero autómata - "No pienses, no pienses o no te subes a la bici" me repito a mi mismo. Procuro no entretenerme en la transición, lo justo para ponerme los calcetines. Mi única referencia hasta ahora en esta distancia es el Half Challenge de Barcelona de 2009, en donde hice una T1 vergonzosa de más de 7 min, así que es fácil de mejorar. No quiero ni mirar pero me da la impresión de que no quedan muchas bicis en la T1, la verdad. Generalmente el segmento de bici es el que más disfruto, pero ahora mismo estoy temiendo subirme a la cabra. Corro hacia la salida de boxes como el corderillo que va al matadero.





En las rampas de salida de Arenales se respira una mezcla de prisas y testosterona. Intento no dejarme llevar ni picarme con los que me adelantan para no pasarme de vueltas nada más empezar. Ya voy justo de fuerzas como para dejarme algunas en este punto. En los primeros kilómetros llanos me acoplo y busco un ritmo cómodo, pero desde el principio veo que las piernas simplemente no van. La gente me adelanta con una sonrisa socarrona, seguramente vayan pensando - "¡Vaya pedazo de globero! ¡El tio lleva una Cervelo y no se mueve!"

Al empezar la larga y tendida subida hasta Aspe me desanimo completamente. No soy capaz ni de mantener unos 170 W y Rodrigo me adelanta como una moto. Este es mi peor momento de la carrera. Pienso que no quiero estar allí, que quiero bajarme de la bici y abandonar. La gente no para de adelantarme. Me siento fatal. En mi interior hay una lucha a muerte entre mis emociones, el deseo instintivo de parar y un tímido sentimiento del deber que me empuja a hacer aquello que es correcto, que es terminar lo que uno empieza. Mi mente me la está jugando. Intento negociar conmigo mismo un acuerdo para continuar. Entonces me acuerdo de Laura y de su barriga de 5 meses y de todo lo que ello supone para mí - "Ahora vas a ser padre, Alvaro. Hay una personilla que va a aprender de los ejemplos que tu le pongas. Tienes una responsabilidad muy grande entre las manos. Que triste sería que la lección que le des a tu hijo la primera vez que viene a una carrera es la de abandonar cuando las cosas se tuercen. DEBES terminar la carrera. Como sea." No os voy a decir que de repente se oyese "The Eye of the Tiger" de fondo y me levantase del sillín a pedalear como una bestía como ocurre en las películas, pero si diré que este fue un pensamiento muy poderoso al que aferrarme durante el resto de la bici.

Cambio de chip. Me olvido de la competición. Pienso simplemente en llegar a T2. Bajo el ritmo hasta el 'sweet point', como dicen los yankees, en donde me encuentro cómodo y cambio la pantalla del Garmin para no tener la tentación de volver a mirar los watios ni una sola vez. En la subida a Aspe me acompañan durante un rato Oskr y Blanca en la moto. Se agradece mucho ver una cara conocida.




Llega la bajada por fin. El primer tramo sin problema, pero los ultimos 25 Km de llaneo de vuelta a Arenales se me hacen eternos por el viento en contra. Kairoo me adelanta como un avión, lo cual me tranquiliza porque había llegado a pensar que se había ahogado (literalmente). Llego a las rotondas de entrada un poco sorprendido de ver que voy a terminar la bici en 2h40 aproximadamente. Se aproxima la T2. No he querido ni pensar en ello durante la bici, suficiente tenía con no bajarme, pero este momento me tiene angustiado. El calor me preocupa mucho. Se que voy a sentir como si me diesen con un mazo en cuanto empiece a correr. El año pasado en el Half Challenge, después de una bici de 2h36 con buenísimas sensaciones, me bajé a correr y exploté en el primer Km del paseo marítimo de Calella. Me parecía que el aire caliente entraba en mis pulmones sin arrastrar ni pizca de oxígeno. Me arrastré hasta la meta en 1h52. El recuerdo de aquel momento me persigue desde entonces y hoy me preocupa especialmente.

Llego a la T2 y echo el pie a tierra (esto debe ser lo único que hago como un Pro). Cierro los ojos para no ver lo que va a pasar y empiezo a correr... Nada... No siento nada. Ni pinchazos, ni calambres, ni las piernas rígidas... nada. Sorprendente. Corro por la larga alfombra roja que nos lleva hasta boxes. Laura está alli, junto a la valla. Me pregunta mientras me calzo las zapatillas - "¿Que tal vas?" - "Estupendo cariño, voy de puta madre!". Ni de broma, ya me gustaría a mi, pero no quiero preocuparla. Laura es de las que si me ve mal no me deja salir de la T2.

Las Asics entran como un calcetín. Había pensado en traerme las Nike Elite o inlcuso las Pegasus - "Total, para correr a 5'30/Km no me voy a llevar las zapas rápidas", pero después me acordé de lo que siempre dice Martín - "Bueno, ya que estamos en el baile, bailamos" y eché las Asics Bandito a la maleta. Salgo a correr con un solo objetivo en la cabeza, terminar, y una estrategía, encontrar un ritmo y mantenerme refrigerado como sea. Agarro dos botellas de agua a la salida de T2. Bebo un poco y lo que sobra me lo echo por encima. La otra me la quedo y ya no me separaría de ella hasta el final. Me obsesiona el calor y quiero tener agua que echarme por encima en todo momento sin tener que esperar a los avituallamientos.

Empiezo a ver amigos de camino a las escaleras, 'pomponeros' como nos gusta llamarlos cariñosamente, animando como locos. Me emociono al sentir la entrega con la que nos empujan. A algunos los he conocido esta misma mañana, pero se desgañitan gritando mi nombre. De alguna manera ellos corren con nosotros. Es difícil explicar con palabras lo que nos hacen sentir cuando pasamos por su lado. Estoy tan sumido en estos pensamientos que no me he dado cuenta de lo bien que estoy corriendo. Rodrigo está a tan solo unos metros delante de mi - "Creo que puedo alcanzarle." Le paso en los primeros peldaños de las famosas escaleras - "Rodri, vente conmigo!", pero se queda atrás. En la rampa de hormigón que sigue a las escaleras, un espectador me dice - "Muy bien, muy bien... muy buena zancada!" Zancada? Me está vacilando? Pero el caso es que me siento misteriosamente bien. Subo la rampa corriendo y adelantando a gente que va andando.

Cuando llego de nuevo al paseo marítimo mi sorpresa se va confirmando muy poco a poco - "¡Joder! ¿Como puede ser? ¡Me siento FUERTE!" Tengo unas sensaciones absolutamente imprevistas. No me lo creo ni yo mismo, así que no quiero lanzar las campanas al vuelo porque aun quedan unos 17 Km por delante. El caso es que de camino a la playa me siento VOLAR. Miro el Garmin que marca un ritmo de 4'10/Km - "¡No puede ser! Debe de haber perdido la señal GPS". Por si acaso me concentro en mi estrategia: ritmo y refrigeración.




Llego a la zona de la playa y empieza el 'raid' de aventura. Primero la pista de tierra con piedras, luego las pasarelas y al final la dunas, las famosas y temidas dunas. Oigo a gente maldecir a un tal Ximo. Me cruzo con algunos compañeros del A6. No paro de adelantar a gente y cada vez me encuentro mejor, así que empiezo a pensar positivamente por primera vez en toda la carrera.




Al final de la primera vuelta me siento fuertísimo y con mi confianza subiendo como la espuma. Ahora ya se exactamente lo que me queda hasta la meta. La segunda subida por las escaleras oscurece efimeramente el horizonte despejado que he empezado a ver. Un pequeño pinchazo en los isquios me invita a subir andando. Oigo a más gente maldecir al tal Ximo, esta vez más y más alto - "Pero... ¿Quién demonios es Ximo? ¡Joder!"



La segunda vuelta transcurre igual que la primera. Adelanto a unos cuantos A6, con su 'tocata' de culo correspondiente. Se que llevo a Kairoo unos 45 segundos delante y fantaseo con alcanzarle, pero me acojona un poco pasarme de vueltas intentando hacerlo y terminar una carrera excelente haciendo la cucaracha a medio kilometro de meta. Me concentro en disfrutar de lo que estoy haciendo, de lo que estoy sintiendo. No se de donde ha salido esta fuerza, pero me parece un auténtico regalo del cielo. La gente se va a apagando a mi alrededor y yo cada vez me encuentro más fuerte.

Último kilómetro: enfilo la recta del paseo maritimo a 4'05/Km (si, si, no me lo creo ni yo). Hace unos meses soñaba con una media maratón sub-1h40 en Elche. Sé que ando por ahí de tiempo, pero ahora sólo pienso en Laura y en el bebé. La veo unos 200 m antes de la meta y no puedo evitarlo. Me paro a darle un beso a ella y otro a su barriga. Me cuesta mucho no emocionarme. Intento mantener la compostura porque seguro que si Oskr me saca llorando en la foto de meta se va estar cachondeando de mi un par de meses. Vuelvo a la carrera para recorrer lo que me falta con una sonrisa de oreja a oreja ¡Creo que podría dar otra vuelta al circuito sin problema!



Me paro unos metros antes de la meta y camino lentamente los últimos pasos. Quiero saborear este momento. Hay algo casi místico en ello. Hoy he aprendido una lección muy grande. Siento vergüenza por haber sido tan negativo, tan 'llorón', desde el principio. Me siento como el niño malcriado y enfurruñado el día que se hace mayor y de repente cobra consciencia de lo equivocado que estaba.

Uno de los chicos de IVADIS me coloca una de las medallas que ellos mismos han hecho artesanalmente. Me emociono más aún. Me avergüenzo de nuevo al pensar lo afortunado que soy, en todo lo que tengo y en lo mucho que me cuesta sentirme agradecido por ello. Supongo que tener dos brazos y dos piernas con los que poder nadar, montar en bici y correr es algo que todos damos por supuesto, pero no debemos olvidarnos de agradecer todos y cada uno de los días que practicamos triatlon porque hay gente para la cual esto no es así.

Un tipo de la meta al que no conozco me abraza con una efusividad que me resulta cuanto menos curiosa, teniendo en cuenta de que estoy sudado de arriba a abajo - "Pero ¿Quien es este tio?" - pregunto al llegar a zona de avituallamiento - "Joder, no te enteras ¡Es Ximo! El director de la carrera." ¡La madre que lo parió! De haberlo sabido le habría insultado... y después le habría abrazado más aun por haber creado una carrera tan especial. Soy consciente de que hay muchas voces críticas con ella, pero a mi me ha gustado, especialmente el castigo para los 'chupa-ruedas'.


Al final los tiempos quedaron así: Natacion 35:08 - T1 3:55 - Bici 2:45:23 - T2 2:01 - Carrera 1:40:33
Total 5:01:04


Después de unas latas de refresco y algo de fruta, estamos listos para lucir nuestra scamisetas de Finisher. Kairoo, me mola que salgas en las fotos porque con tus 'tattoos' le das un punto 'cool' al asunto, rollito Josef Ajram.



Ruth, esta vez no pude contigo, aunque teniendo en cuenta como ha ido todo, estoy muy satisfecho con la carrera. Se que antes de empezar estabas nerviosa porque el nivel era muy alto, pero has conseguido lo que te habías propuesto y encima me has sobao los morros ¡Enhorabuena por tu tercer puesto! ¡Y que bien quedan los colores del A6 en el podium!



Este post se está haciendo interminable, pero no puedo acabar sin antes dar las gracias a todos nuestros 'pomponeros' que nos llevaron en volandas durante la carrera. Pasar seis horas bajo el sol, corriendo de un punto del circuito a otro y gritando hasta quedarse afónico es también bastante duro por lo que todos los que os acercasteis a Elche teneis mi respeto, mi cariño y mi más sincero agradecimiento. Cuando gritais nos empujais, de verdad, muchas gracias. Sois muchos y no tengo fotos de todos, pero esta es simpática, con Laura y Anita embarazadas de 20 y 30 semanas respectivamente. Bego y Martita no están embarazadas... que sepamos.



Un 'gracias' enorme a Oskitar y a Blanca por el super-reportaje fotográfico que nos hicisteis. Os lo currasteis mucho.

Por ultimo quiero mandar también un agradecimiento muy especial a los chicos y chicas de IVADIS. Estuvisteis horas en los avituallamientos dándonos agua y fruta, dandonos ánimos y procurando que no nos faltase de nada. Y me enseñasteis mucho. No he encontrado fotos de este año pero aquí dejo algunas del año pasado. Por cierto, me encanta la medalla. Muchas gracias.



El análisis y las conclusiones... bueno, los dejo para otro post.